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Consigue una sonrisa de cine sin «hierros»

Según el Dr.Rivero Lesmes, sonreír, besar, hablar, gritar, bostezar… sin miedo, con libertad, parece hoy un lujo que sólo los privilegiados con dientes perfectos se permiten. Por ello, y porque cada vez son más los que no se conforman con bocas que no cierran como deben, en las que las piezas dentales se apiñan o se distancian demasiado las unas de las otras, hay más colas para sentarse en el sillón del ortodoncista. Lograr la sonrisa de Penélope Cruz o Elsa Pataky está de moda. El uso de correctores dentales para arreglar la alineación de la dentadura ha dejado de ser la ‘pesadilla’ exclusiva de los más pequeños. En los últimos años, su uso se ha generalizado entre los adultos, en parte, gracias a la llegada de nuevos aparatos más estéticos, menos evidentes. Tom Cruise, Jodie Foster o Anna Kournikova son sólo ejemplos de aquéllos que no han dejado que el sentido del ridículo les arruinase una boca casi perfecta. Y la lista va en aumento, gracias a la llegada a España en el año 2000 de un nuevo sistema para corregir la dentadura sin tener que llevar los tan rechazados ‘hierros’. Se llama Invisalign. Es «invisible y cómodo », tal y como lo definen sus propios creadores, la compañía estadounidense Align Technology, y los ortodoncistas consultados por SALUD. «Cada vez más personas valoran el aspecto físico, y dentro de esta preocupación, una sonrisa bonita con dientes bien alineados es fundamental. Pero no todos pueden llevarlo y es más caro». El interés de los fabricantes de prótesis dentales por acercar sus avances hacia el objetivo que más interesa a los pacientes, su estética y su salud, ha ido poco a poco dando sus frutos.

La ortodoncia convencional se realiza con aparatos removibles (arcos) o fijos (adosados o cementados al diente), como es el caso de los ‘brackets’. Pero el enjambre de alambres y gomas que salta a la vista ha sido hasta hace poco el mayor obstáculo para que los adultos decidieran realizarse una corrección dental. Es el caso de Luisa García, de 40 años, directiva de una entidad bancaria. «Yo trabajo de cara el público y pese a que una muela del juicio me provocó que uno de mis colmillos de la parte superior se montara, me negaba a ponerme aparato, me daba vergüenza», confiesa. En parte, por esto motivo, surgieron otro tipo de ‘brackets’ semitransparentes, elaborados con resina, cerámica -como los que en su día llevó Tom Cruise, por citar un ejemplo- o incluso zafiro, que pasan más desapercibidos.

La búsqueda de sistemas aún más estéticos, además del empleo de materiales más discretos, ha dado pie a otras formas de ortodoncia como la llamada lingual o invisible, en la que los ‘hierros’ tradicionales son cementados en la parte posterior de los dientes, lo que permite que pasen totalmente desapercibidos.

Pero la ‘vuelta de tuerca’ que faltaba la dio en 1997 una compañía estadounidense con sede en Silicon Valley (la cuna de la tecnología), al sur de San Francisco: Align Technology, quien tras cuatro años de investigación y ensayos clínicos sacó al mercado Invisalign, un dispositivo ortodóncico que corrige la mala oclusión y la posición de los dientes mediante una serie de alineadores prácticamente invisibles y sin necesidad de usar alambres ni aparatos metálicos. «Para mí ha sido un descubrimiento, nadie me lo nota y lo llevo desde hace tres meses. Además, es cómodo y no me causa heridas ni molestias», insiste la empleada bancaria.

De la misma opinión se muestran varios ortodoncistas consultados por SALUD. «Es un sistema revolucionario. Al principio muchos médicos se mostraron reacios ante este aparato, pero ya no. Además de ser casi invisible, tiene la ventaja de que se quita para comer y para la higiene bucal». El padre de esta idea fue el científico Kesling, quien en 1945 describió, por primera vez, el concepto de ‘recolocar’ los dientes por medio de una serie de etapas previamente planeadas e individuales. Kesling se adelantó al futuro al afirmar que algún día la tecnología disponible permitiría utilizar posicionadores para producir los movimientos requeridos para un tratamiento de ortodoncia completo. Y ésta es la clave del tratamiento con Invisalign.

Una de las diferencias que alberga el nuevo sistema es que «tras el diagnóstico se prepara un plan de tratamiento pormenorizado cuyos resultados sabemos antes de terminar, gracias al apoyo de la infomática. Sin embargo, con la ortodoncia tradicional, vas adaptando, ajustando y modificando el tratamiento según los resultados que obtienes».

Concretamente, el sistema se basa en una serie de pasos. Su médico, que debe hacer «un dictamen preciso», tendrá que tomar moldes de ambas arcadas de la boca, radiografías y una serie de fotos intra y extraorales. Todo ello se envía a la compañía fabricante de la férula (de momento es la única que las realiza), donde las impresiones sirven para realizar modelos de yeso de sus piezas dentales que, junto con la información recibida, se pasa a un programa de ordenador que crea un modelo virtual en tres dimensiones (3D).

Se crea entonces una película interactiva llamada ‘clincheck,’ la cual representa el movimiento de sus dientes desde el principio, etapa por etapa, hasta la posición final. Este ‘clincheck’ es enviado a su ortodoncista para que dé su visto bueno. De esta forma, y en su propia pantalla de ordenador, puede comprobar si la propuesta de tratamiento de la compañía coincide con su diagnóstico y los objetivos marcados. En el caso de no ser así, podrá hacer cuantas modificaciones desee hasta obtener el resultado anhelado. Una vez que el proyecto obtiene el sí definitivo del médico y de su paciente, se realizan los alineadores necesarios que se envían al ortodoncista desde el otro lado del Atlántico. El paciente llevará cada una de estás férulas una media de entre 15 y 20 días. «El número de aparatos que el cliente tiene que ir cambiando dependerá de cada caso y de su complejidad. No se puede decir que la terapia va a durar el mismo tiempo para todos los pacientes».

Los alineadores irán «moviendo, semana a semana, un cuarto de milimetro las piezas dentales hasta lograr los resultados deseados. Generalmente, el paciente tendrá que visitar a su ortodoncista con la misma frecuencia con la que lo haría en el caso de llevar los aparatos tradicionales, una vez cada seis semanas». Una de las razones por las que el sistema Invisalign no está indicado en menores de 10 años obedece a que todas las piezas dentales tienen que haberse desarrollado por completo.

«En EEUU se recomiendan a partir de los 14 años, pero en nuestro país lo estamos indicando con más de 16 y no en todos los casos», este nuevo tratamiento para niños se denomina Invisalign®Teen.

El otro motivo es la necesidad de que el cliente colabore. Dado que el dispositivo se debe quitar para comer, beber y para la higiene bucal es imprescindible mantenerlo el resto del tiempo en su posición. «Un niño es menos colaborador, al final se le puede olvidar o no querer volver a ponérselo». Lo que aparentemente puede ser un incordio, como es sacarse la férula para comer, es una de las ventajas según sus usuarios.

«La verdad es que los primeros días te cuesta más quitártelo y ponértelo con rapidez, hasta que le coges el tranquillo. Es una maravilla poder comer sin él. Yo voy con mi cajita a todas partes y en el baño, antes de sentarme a la mesa, me lo quito y ya está», explica Luisa García.

Los beneficios descritos por médicos y clientes – no se ve, es cómodo, removible y no causa llagas, heridas, ni irritaciones – han empujado a más de 2.000.000 personas a utilizarlo en todo el mundo. De todos ellos, cerca de 10500 son españoles. «No lo demanda más gente porque aún no lo conocen bien».

Invisalign también tiene ventajas para los ortodoncistas. Así, lo declara el especialista Miguel Matuk, en un artículo publicado en la revista ‘Ortodoncia Española:’ «Posibilidad de tratar a un sector de la población que no aceptaría llevar otros aparatos. Además, y debido a la baja natalidad, se prevé que en los próximos años la demanda de adultos que buscan mejorar su imagen va a ser muy alta. Hoy el 70% de los ortondoncistas de EEUU está acreditado para implantarlo». En España, existen ya 600 especialistas autorizados a usarlo.

Pero ningún sistema está exento de desventajas. En el caso de Invisalign una de ellas es que no todos los pacientes pueden llegar a utilizarlo.

«Determinadas maloclusiones complejas no pueden corregirse con esta técnica» y debe quedar claro que “debe ser el propio médico el que valore si el sistema está indicado o no para cada paciente”.

A veces se hacen combinaciones de tratamientos. Se utiliza Invisalign en la zona superior, que es más evidente y ‘brackets’ en la inferior». Asimismo, es imprescindible que la boca esté en perfecto estado de salud antes de usar los alineadores. «No puede existir sarro, ni gingivitis, ni caries».

COSTE.                              

El precio es el otro freno a su uso más generalizado. «Sin duda alguna tiene un coste mayor», el precio medio del tratamiento con alineadores está en torno a los 4.500 euros, aunque hay clínicas que ya lo están ofreciendo por 3990 € para permitir a la población general un mejor acceso a este tipo de tratamiento.

El doctor Carralero recuerda que se trata de un tratamiento complejo «en el que la pericia y experiencia del profesional son fundamentales para lograr el éxito». De hecho la propia compañía estadounidense tiene un baremo para evaluar a los ortodoncistas.

Finalmente, al igual que ocurre en la ortodoncia tradicional con brakets, para evitar recidivas, todos los clientes tendrán que llevar tras la terapia, y durante tiempo indefinido, un retenedor fijo o removible para dormir.

Más información en www.invisalign.eswww.dentalcarralero.com/invisalign.htm

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