El debate en torno a los efectos positivos y negativos del flúor en los dientes ha dado pie a que los pacientes muestren una preocupación creciente sobre este tema en los últimos años. Se han realizado muchos estudios al respecto y esto lleva a muchos a preguntarse: ¿es malo el flúor para los dientes?
¿Cuáles son los efectos reales y comprobados que este provoca y cuáles son sus consecuencias para la salud bucodental? ¿Cuál es la cantidad máxima que se considera segura? ¿Puede llegar a ser tóxico?
En este artículo vamos a desentrañar esta cuestión basándonos en la evidencia científica. Pero como no queremos hacerte esperar, te diremos antes que nada que están demostrados una serie de beneficios del flúor en los dientes, concretamente para la prevención de las caries, y así lo corrobora la Organización Mundial de la Salud.
Pero más allá de reparar en los beneficios, lo que vamos a tratar de explicar en este artículo es cómo actúa el fluoruro dental y qué propiedades tiene para que así puedas entender por qué el flúor es bueno para los dientes y en qué casos o bajo qué circunstancias, si es que las hay, puede ser dañino o perjudicial.
¿Cómo actúa el flúor en los dientes?
Lo primero que debemos entender es qué provoca el flúor al entrar en contacto con los dientes. Este actúa sobre la superficie de los mismos frenando la desmineralización. De hecho, favorece la remineralización y, a bajas concentraciones sostenidas en saliva y placa, dificulta el metabolismo bacteriano ácido. El efecto es principalmente tópico. Es decir, actúa por fuera y no dentro del esmalte.
¿El flúor es malo para los dientes?
Una de las creencias errónea y últimamente extendidas es que el flúor presente en las pastas dentales es tóxico, dañino o perjudicial para los dientes o la salud. Pero nada más lejos de la realidad, ya que el flúor, aplicado en cantidades adecuadas, no produce efectos negativos en los dientes.
De hecho, organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), recomiendan su uso para la prevención de caries.
Sin embargo, lo que sí sucede es que esta sustancia, como muchas otras, aplicada o consumida en exceso, sí puede llegar a resultar tóxica. Esto es lo que lleva a muchos a pensar que el flúor es malo para los dientes o que puede provocar problemas de salud.
Para tu tranquilidad, lo que sí podemos asegurar es que las proporciones de flúor de los productos dentales y aguas fluoradas que se encuentran a la venta en las tiendas son totalmente seguras y no generan ningún problema o daño alguno.
¿Para qué sirve el flúor en los dientes? Beneficios reales
Ahora que ya hemos derribado el principal mito existente sobre el flúor para los dientes, debemos concretar más sus beneficios y efectos positivos:
Flúor para prevenir las caries
Podemos decir que la función del flúor de las pastas dentales es aumentar la resistencia de los dientes a la aparición o desarrollo de las caries. Actúa reteniendo los minerales esenciales para el esmalte dental.
Concretamente, durante el proceso de remineralización, el flúor atrae minerales como el calcio y el fosfato hacia los dientes. Estos tienen la capacidad de fortalecer el esmalte ante los ataques de ácidos producidos por las bacterias de la boca. El efecto, por tanto, es que el flúor detiene la desmineralización y repara el esmalte dañado.
Según diversos estudios, el uso regular de flúor puede reducir la incidencia de caries entre un 18 % y un 40 % en niños y hasta un 35 % en adultos. Además, ensayos con alto nivel de evidencia confirman que la pasta con flúor previene caries mejor que la que no tiene flúor, con mayor efecto cuanto más alta es la concentración.
Otros beneficios del flúor para los dientes
No obstante, sus beneficios van más allá de proteger los dientes contra las caries:
- Evita el crecimiento de bacterias. Una de las primeras ventajas del uso de flúor para los dientes es que detiene el proceso de desmineralización. Y es que cuando comemos, los azúcares y carbohidratos se descomponen y dan lugar a ácidos que atacan al esmalte dental. El flúor evita que esto suceda y protege los dientes contra las bacterias.
- Fortalece el esmalte. Por otro lado, el flúor fortalece el esmalte. Lo hace mediante una reacción química en la que el ion fluoruro interactúa con el calcio del esmalte, formando fluoruro de calcio. Este compuesto reacciona con los cristales de hidroxiapatita del esmalte, creando fluoro-hidroxiapatita (que es menos soluble) y potenciando la resistencia del esmalte a los ácidos que provocan las caries.
- Reduce la acumulación de sarro. A través de la formación de fluoruro de calcio, este elemento reduce la acumulación de placa bacteriana. Con ello, se minimiza el riesgo de padecer enfermedades periodontales y se contribuye a una mejor salud oral.
Formas de aplicación alternativas a la pasta con flúor
- Colutorios fluorados: Aunque en escolares su uso debe ser supervisado, este formato puede implicar un 27 % menos de superficies dentarias con caries y un 23 % los dientes con caries respecto a la no utilización. Eso sí, no se recomiendan en menores de 6 años al haber riesgo de deglución.
- Barniz de flúor profesional: En este caso, la aplicación puede prevenir hasta en un 43 % las caries en dentición permanente y un 37 % en dientes temporales.
- Agua fluorada (fluoración comunitaria): Aunque los beneficios son más modestos, con su uso se aprecia una reducción de las caries en dentición temporal. Aun así, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan 0,7 mg/L como nivel óptimo de flúor en agua por su impacto poblacional y coste-efectividad.
- Otras modalidades: En adultos con alto riesgo de caries (por ejemplo, en el caso de caries radiculares), las principales guías odontológicas priorizan la pasta de 5.000 partes por millón (ppm) frente al barniz. Por su parte, la plata diamina fluorada (SDF, 38%) puede detener muchas lesiones con el efecto adverso de manchar de negro la zona de la lesión.
¿Cuándo puede ser malo el flúor para los dientes o la salud?
Si bien el flúor es conocido por sus múltiples beneficios para la salud dental, su uso excesivo fuera de las dosis recomendadas sí puede provocar algunos efectos adversos. Veamos los posibles problemas:
- Fluorosis dental (principal preocupación): El exceso de ingestión crónica de flúor durante la formación del esmalte puede hacer que proliferen unas manchas blancas o decoloraciones difusas, normalmente leves, en niños menores de 8 años. Pero esto solo se produce cuando los dientes en formación están expuestos a niveles elevados de flúor durante un período largo de tiempo. Las manchas pueden variar desde líneas blancas muy poco visibles hasta manchas marrones más notorias. La fluorosis suele ser más común en niños pequeños que ingieren flúor en altas cantidades, ya sea por el agua fluorada que comentábamos antes, por los suplementos de flúor o por consumo accidental de pasta dental fluorada. En la mayoría de los casos de fluorosis, esta aparece de forma leve y solo influye en la estética dental, pero no en la funcionalidad de los dientes.
- Neurodesarrollo (debate abierto al respecto): Hay cierta evidencia de que la exposición al flúor en agua en concentraciones superiores a 1,5 mg por litro podría estar relacionada con un menor CI infantil. Sin embargo, cuando se analizan los niveles óptimos de 0,7 mg por litro los estudios no han encontrado asociación ni diferencias de CI por vivir o no en zonas fluoradas.
- Fluorosis esquelética: Es una enfermedad ósea por ingestión crónica y elevada de flúor (normalmente a través del agua potable) durante años. Produce dolor y rigidez articular, aumento anómalo de la densidad ósea, calcificación de ligamentos y, en casos graves, deformidades y pérdida de movilidad. Sin embargo, el agua que todos consumimos está muy por debajo de los niveles que pueden llegar a provocar esta patología, y solo valores de 3–6 mg por litro en el agua, mantenidos durante largo tiempo, se asocian a cambios óseos de fluorosis.
- Toxicidad aguda por ingesta: En niños, la dosis probablemente tóxica es ≈ 5 mg/kg de ion flúor (náuseas, vómitos; >15 mg/kg podría ser letal). Mantener pastas/geles fuera de su alcance y usar cantidades pequeñas.
Aunque en la inmensa mayoría de las situaciones el flúor es seguro y beneficioso, es preciso utilizarlo de forma controlada y siguiendo las recomendaciones de salud y dosificación. Si tienes dudas con el consumo de este tipo de productos, lo ideal es consultar un especialista o clínica dental que te explicará cómo administrar productos con flúor de manera correcta y sin ningún riesgo.
En Dental Carralero, como parte del control y seguimiento de la salud bucodental de nuestros pacientes, dedicamos mucha atención a la prevención dental y la pedagogía. Podemos guiarte sobre cómo supervisar el uso de productos con flúor, especialmente en los niños, ya que una de nuestras principales especialidades es la odontopediatría.
También podemos asesorarte y recomendarte tratamientos con flúor para la caries dental, así como todo tipo de tratamientos dentales a medida según tus necesidades o las de tus hijos.
¿Cómo se utiliza el flúor de forma segura?
Para aprovechar al máximo los beneficios del flúor sin exponerse a riesgos innecesarios, podemos citar una serie de recomendaciones:
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Elige la pasta adecuada: Para casi todo el mundo basta con pasta de 1.000–1.450 ppm de flúor. Si tienes riesgo alto de caries (muchas lesiones recientes, boca seca, ortodoncia, medicación), tu dentista puede indicarte 5.000 ppm.
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Cantidad correcta y supervisión en niños
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0–3 años: Basta con una mancha fina en el cepillo del tamaño de un grano de arroz.
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3–6 años: Se puede usar una cantidad similar a un guisante.
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Más de 6 años y adultos: cubrir suavemente los filamentos del cepillo. Siempre supervisa que los niños no se lo traguen y enséñales a escupir.
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No enjuagues fuerte tras el cepillado: Cepilla al menos dos veces al día, 2 minutos, y al final escupe la espuma sin enjuagar o con un enjuague mínimo. Así dejas una fina capa de flúor actuando más tiempo. Evita comer o beber durante al menos los siguientes 30 minutos.
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Evita el uso de enjuagues bucales con flúor en niños pequeños, a menos que sea una recomendación directa del dentista.
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Colutorios y barnices: cuándo usarlos
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Colutorio con flúor: Es útil en niños de más de 6 años si hay riesgo de caries u ortodoncia. Úsalo a otra hora distinta del cepillado nocturno.
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Barniz de flúor en clínica: En riesgo alto de caries, se puede aplicar un tratamiento cada 3–6 meses según indique tu dentista.
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Evita excesos y toma precauciones con los niños: Guarda las pastas/gel fuera del alcance de niños. No uses suplementos orales salvo indicación profesional. Si vives en una zona con agua naturalmente fluorada, hay que comprobar los niveles de flúor y ver si es necesario que tus hijos usen flúor de otras fuentes, como suplementos o pasta dental. Consulta a tu dentista para asegurarte de que no estén recibiendo una cantidad excesiva.
Flúor para los dientes: ¿sí o no?
Para finalizar, debemos insistir en la eficacia del flúor en la prevención de caries, pues está perfectamente documentada y validada científicamente y cuenta con el respaldo de las principales organizaciones de salud en el mundo.
Lo único en lo que debemos ser precavidos es la cantidad de flúor que se ingiere, pero la realidad es que los productos que se comercializan actualmente, si se consumen de forma adecuada, no entrañan ningún riesgo.
En definitiva, el flúor es malo para los dientes solamente si se utiliza de forma incorrecta. Es decir, de manera excesiva y sin control continuadamente durante un periodo de tiempo largo. En el resto de los casos, se trata de una solución odontológica con un impacto muy positivo en la salud de los dientes.