La cavidad oral está expuesta, como cualquier otra zona del cuerpo, a la aparición de tumores, malignos o no. En líneas generales, se puede hablar de dos clases: tumores odontogénicos y tumores en las mucosas. ¿Cuál es la diferencia? Los últimos aparecen en labios, lengua, mejillas, paladar, faringe o encías. En cambio, los tumores odontogénicos aparecen únicamente en los maxilares, tanto en la parte interior del hueso como en la exterior.
Este tipo de quistes o tumores, aun siendo benignos, pueden provocar una pérdida notable de la calidad de vida del paciente. A veces somos los especialistas los que los detectamos en revisiones rutinarias. Y siempre, ante cualquier síntoma o molestia, conviene acudir a la consulta de un profesional. No es una cuestión menor, la detección precoz es esencial.
Factores de riesgo en tumores odontogénicos
La cavidad bucal está expuesta a todo tipo de agentes altamente agresivos. En ocasiones, pueden influir aspectos genéticos, pero hay otros factores que pueden desencadenar, propiciar o acelerar la aparición de tumores:
- Tabaco.
- Alcohol.
- Irritaciones crónicas provocadas por prótesis mal ajustadas o piercings.
- Infecciones causadas por el virus del papiloma humano (VPH). En este aspecto hay que mencionar el contagio del virus mediante determinadas prácticas sexuales.
¿Cómo se manifiestan los tumores odontogénicos?
Es importante ser muy consciente de la necesidad de acudir al dentista para someterse a revisiones periódicas. ¿Por qué? Porque en ocasiones estos tumores son asintomáticos, es decir, no provocan malestar, dolor o molestias.
Cuando sí manifiestan síntomas, los más habituales son hinchazón, movilidad de algunas piezas dentales, sensación de adormecimiento y aparición de deformaciones o masas que no necesariamente son dolorosas. Si no se tratan a tiempo, algunos pueden ocasionar incluso deformaciones mandibulares.
Tratamiento
Lo primero y más importante será hacer un estudio exhaustivo del paciente con pruebas radiológicas, para determinar si realmente existen tumores, la gravedad de estos y si son benignos o no.
Hay muchas clases de tumores odontogénicos y no se tratan de igual manera. Todo dependerá de qué tipo de quiste se trate y de su evolución. En líneas generales, el tratamiento pasa por la extirpación quirúrgica en procedimientos más o menos agresivos, que pueden ir desde un sencillo raspado a una extirpación completa. En casos especialmente graves, en los que se haya producido una metástasis, el tratamiento se apoyará con radioterapia o quimioterapia.
En cualquier caso, lo más recomendable es siempre llevar hábitos de vida sanos, cuidar la higiene, acudir periódicamente al dentista y visitar la consulta ante cualquier síntoma extraño. La detección temprana es esencial en el caso de los tumores odontogénicos.
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