A nivel popular se suelen relacionar las vegetaciones adenoides con infecciones recurrentes. Es así, aunque con matices. Esta masa de tejido linfático es muy importante en la infancia, pero solo resulta problemática si experimenta un crecimiento anómalo y prolongado. Es entonces cuando puede causar trastornos respiratorios, así como anomalías orales y también faciales.
¿Qué son las vegetaciones adenoides?
Las vegetaciones están formadas por un tejido blando que se sitúa entre la nariz y la parte posterior de la garganta. Su función es fundamental, puesto que son la primera línea de defensa del organismo: primero atrapan virus, bacterias y microorganismos patógenos que entran a través del aire o alimentos y luego provocan una respuesta inmune.
Ese papel defensivo es clave en los primeros años de vida, mientras el sistema inmunitario de los niños aún no está plenamente desarrollado. Cuando trabajan a pleno rendimiento, las vegetaciones se inflaman, para luego recuperar su tamaño normal. Pero no siempre ocurre así, a veces se hipertrofian.
Síntomas y consecuencias de vegetaciones adenoides hipertrofiadas
Las manifestaciones de unas vegetaciones adenoides demasiado desarrolladas son muy variadas y sus consecuencias pueden afectar tanto a la salud como al desarrollo de los niños:
Respiración oral
Cuando esas vegetaciones aumentan en exceso, el aire no puede circular correctamente por las vías aéreas porque bloquean la nariz. La consecuencia es que los niños tienen que respirar por la boca y esto, a su vez, puede provocar algunas consecuencias.
Las más severa son ronquidos y apnea obstructiva del sueño, que llevan aparejadas somnolencia diurna, falta de concentración o irritabilidad. Estas, a su vez, son causa de dificultades en el aprendizaje y alteraciones en el desarrollo.
Además de ello, esa respiración oral provoca dificultades para tragar y mal aliento por las mañanas. Por todo ello, si el niño permanece casi continuamente con la boca abierta o respira por ella, si presenta esa voz característica de una nariz taponada o ronca durante la noche, conviene acudir al especialista.
Alteraciones en el desarrollo facial
Los niños con una vegetaciones adenoides hipertrofiadas pueden ver alterado también el desarrollo de la estructura de la cara y de la boca. El motivo es, básicamente, esa respiración nasal. Al respirar por la boca de manera continua, hay una mayor presión en su interior. Esa presión es causa de alteraciones en el desarrollo del paladar duro, que se deforma y profundiza, mientras que los senos maxilares se estrechan.
Cuando eso ocurre, el rostro adquiere unas características muy particulares: forma alargada, labio superior corto, orificios nasales elevados y estrechos y ojeras son algunas de ellas.
Esos cambios en la estructura facial a causa de un paladar estrecho y una mandíbula poco desarrollada se reflejan también en la boca con anomalías como apiñamiento dental, maloclusiones, incisivos superiores que sobresalen o inferiores que se retraen.
Otros síntomas de las vegetaciones adenoides
Sinusitis y otitis recurrentes, catarros frecuentes, excesivo moqueo, congestión nasal sin motivo, babeo y sequedad bucal persistente son también señales que indican que el niño puede tener las vegetaciones desarrolladas en exceso.
Todos esos síntomas de las vegetaciones hipertrofiadas pueden derivar en efectos que no se ven, pero que también condicionarán el desarrollo de los niños. Es el caso de pérdida auditiva o mal oxigenación del cerebro, que pueden causar problemas de concentración y memoria. A ello habría que añadir el factor emocional de unas facciones muy marcadas y características.
Detección y tratamiento de las vegetaciones adenoides
Recibir un diagnóstico precoz es fundamental para evitar esos trastornos que unas vegetaciones adenoides puede causar en el desarrollo de los más pequeños. La detección y tratamiento es una labor interdisciplinaria en la que deben participar no solo pediatras y otorrinolaringólogos, también especialistas en odontopediatría y ortodoncia infantil.
Ese trabajo colaborativo es el que permitirá detectar un crecimiento anormal de las vegetaciones e iniciar el tratamiento más adecuado, que puede ser médico o quirúrgico. Si los efectos de esas adenoides ya se han manifestado en la estructura orofacial y en la boca, es importante corregirlos cuanto antes para que el niño recupere calidad de vida.
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