La apnea del sueño es un trastorno en el que la respiración se interrumpe mientras dormimos y durante un tiempo que puede ser variable. Se puede dar a cualquier edad, aunque la apnea obstructiva del sueño en niños tiene unas características particulares.
Lo preocupante de este trastorno es que no siempre se detecta de manera precoz. Y esta es una cuestión muy importante, porque si no se trata, pueden aparecer complicaciones serias, tan serias como problemas en el crecimiento y en el desarrollo cognitivo o problemas de conducta y aprendizaje. Incluso puede llegar a provocar complicaciones cardíacas de adultos.
Causas de la apnea obstructiva del sueño en niños
Una de las diferencias de este trastorno en niños respecto a adultos es que su origen puede ser distinto. En el caso de los más pequeños, la causa más común es un crecimiento anormal o atrofia de las glándulas adenoides o de las amígdalas, que bloquean las vías aéreas.
Pero hay otros factores de riesgo, como obesidad, síndrome de Down, enfermedades neuromusculares o anomalías en el cráneo y la cara como paladar hundido o una lengua muy grande.
También hay un componente genético en el desarrollo de la apnea obstructiva del sueño en niños. Si hay familiares que padecen este trastorno, la posibilidad de que los pequeños también lo sufran es mayor.
¿Cómo detectar la apnea obstructiva del sueño en niños?
Que un pequeño presente alguno de los factores de riesgo mencionados no quiere decir que vaya a sufrir apnea obstructiva, pero sí que conviene hacer una vigilancia exhaustiva para detectar los síntomas más comunes. Hay algunos indicadores muy claros:
- Ronquidos: no es necesario que sean fuertes, pero sí que se registren de manera habitual.
- Jadeos o respiración muy ruidosa, sobre todo si el niño está acostado boca arriba.
- Paradas respiratorias que acaban con una especie de resoplido.
- Respiración por la boca ante la dificultad de hacerlo por la nariz.
- Sueño inquieto y despertares frecuentes.
- Micción involuntaria nocturna.
Estos son síntomas durante la noche, pero durante el día hay otras señales de alarma que pueden poner sobre aviso de una posible apnea del sueño: somnolencia, irritabilidad, problemas de concentración o agresividad son algunos de ellos.
¿Y una vez se detecta la apnea obstructiva del sueño en niños?
La apnea es un trastorno que altera notablemente la calidad de vida de los niños, por eso, lo fundamental es detectarla a tiempo y acudir a un especialista, que podrá diagnosticarla tras la realización de una polisomnografía. Si, efectivamente, el niño presenta apnea, existen tratamientos que pueden variar según su origen.
En el caso de atrofia de adenoides o amígdalas, la cirugía permite solucionar el trastorno sin mayores problemas. Cuando se trata de sobrepeso, el primer paso es una dieta adecuada. También se pueden aliviar los síntomas acostando al niño de lado o iniciando un tratamiento médico si la causa son, por ejemplo, alergias.
Si no hay una respuesta adecuada ante estas medidas, existen otros tratamientos. En casos leves se puede prescribir el uso de aparatos bucales que fuerzan la posición de la mandíbula y la lengua para que los niños puedan mantener las vías respiratorias abiertas. En casos más severos el tratamiento pasará por el uso de un CPAP, un dispositivo que bombea aire a presión a través de una máscara, evitando así el colapso de las vías respiratorias.
El diagnóstico precoz es, por tanto, esencial para poder iniciar el tratamiento adecuado cuanto antes. Y en esa tarea, los dentistas podemos ayudar mucho. Por un lado, en la detección de malformaciones orales que pueden provocar la apnea. Por otro, en el tratamiento con dispositivos intraorales para frenar los síntomas.
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