Aunque uno de los principales objetivos de las carillas y coronas dentales sea la estética, lo cierto es que son dos tratamientos diferentes no solo en la técnica, también en sus indicaciones. Por eso, es muy importante confiar en el criterio del especialista a la hora de elegir el más adecuado.
De una manera muy básica, las carillas son unas finas láminas que se diseñan a medida de cada paciente y se adhieren en la cara visible de los dientes sin necesidad de tallarlos. Las coronas dentales, en cambio, son fundas que los cubren completamente.
Diferencias básicas entre carillas y coronas dentales
Hay muchas diferencias entre carillas y coronas dentales. En primer lugar, las carillas son un tratamiento muy poco invasivo, en el que no hay que tallar el diente para su colocación. Sin embargo, en el caso de las coronas, sí es necesario rebajar la pieza dental de una manera considerable para poder proceder a su colocación.
También los materiales que se emplean en cada tratamiento son diferentes. En el caso de las carillas, las hay de dos tipos: de composite, un tipo de resina sintética que se aplica en la pieza dental y se talla sobre ella hasta conseguir la forma deseada; o de porcelana, en cuyo caso se fabrican en laboratorio y se adhieren posteriormente al diente. Las coronas dentales, por su parte, suelen ser de zirconio, un material extremadamente resistente.
Una diferencia más tiene que ver con la función de carillas y coronas dentales. Las carillas tienen un objetivo principalmente estético, conseguir una sonrisa ideal, de modo que se colocan fundamentalmente en los incisivos y los caninos, los dientes más visibles. Las coronas, además, devuelven la funcionalidad, por eso se ponen también en molares y premolares, esenciales para la masticación.
En lo que no difieren carillas y coronas dentales es en que ambos tratamientos proporcionan un resultado absolutamente natural y duradero. Los materiales con los que se fabrican permiten imitar al detalle el color y el tono de unos dientes perfectos, así como su forma.
Además de ello, son materiales de una gran resistencia que no requieren de unos cuidados especiales, más allá de una estricta higiene dental y visitas periódicas al dentista. También conviene tener una cierta precaución con alimentos muy duros o que puedan provocar manchas. En definitiva, los mismos cuidados que con los dientes naturales.
¿Para qué casos es más aconsejable cada tratamiento?
Las carillas permiten disimular pequeños defectos en la dentadura: dientes desiguales o desgastados, coloración anormal, espacios interdentales, traumatismos o fisuras. Se diseñan siempre teniendo en cuenta las características faciales del paciente para que, además de mejorar la sonrisa, aporten una mayor armonía al rostro.
En cambio, las coronas se emplean cuando la pieza dental presenta un deterioro grave. Es, por ejemplo, el caso de reconstrucciones después de una endodoncia, así como dientes con traumatismos severos, muy debilitados o que presentan un grado de decoloración o deformidad elevado. También es el tratamiento más indicado en caso de bruxismo y, por supuesto, en implantes.
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