Los trastornos de la articulación temporomandibular son frecuentes, aunque en muchas ocasiones no estén diagnosticados. Por esta razón es complicado saber cuál es su prevalencia. Existen, sin embargo, análisis que apuntan a que un 80% de la población presenta algún síntoma y que más de un 30% sufre dolor o algún tipo de disfunción.
¿Qué es la articulación temporomandibular?
Esta es una de las articulaciones más complejas y más importantes del cuerpo humano. Funciona como una especie de bisagra que hace de conexión entre la mandíbula y el hueso temporal, el que está en la base del cráneo.
Realmente, son dos las articulaciones temporomandibulares (ATM) que tenemos y que se mueven de manera simultánea. De su correcto funcionamiento dependen acciones tan importantes como masticar o hablar.
Sus alteraciones pueden tener diferente origen, síntomas y consecuencias. Por eso, es importante acudir al médico o al odontólogo en el momento en el que se perciba alguna señal de alarma.
¿Cuáles son los trastornos de la articulación temporomandibular?
Existen hasta una treintena de trastornos de la ATM. Sin embargo, se pueden agrupar en tres grandes categorías:
- Dolor miofascial: dolor en los músculos que mueven articulación.
- Asimetría interna: es un trastorno de la articulación que normalmente se produce cuando uno de los discos de la ATM se desplaza, por lesiones del cóndilo o dislocación mandibular.
- Disfunciones a consecuencia de procesos degenerativos o inflamatorios de la articulación.
La mayoría de los trastornos de la articulación temporomandibular son temporales. Sin embargo, en algunos pacientes pueden llegar a cronificase y a causar una pérdida importante de calidad de vida. Por ese motivo, es básico conocer sus principales síntomas, con el objetivo de tener un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado.
Síntomas y causas de los trastornos de la ATM
La sintomatología de los trastornos de la ATM es amplia y en muchos casos quienes sufren síntomas no los asocian con su verdadero origen. Entre ellos, se pueden destacar algunos:
- Dolor o chasquidos en la mandíbula.
- Dolor de cabeza, oídos o cuello.
- Dificultades, molestias o dolor al masticar.
- Imposibilidad de abrir bien la mandíbula o bloqueos de esta.
- Rigidez mandibular o espasmos alrededor de la ATM.
- Cambios en la alineación de los dientes.
En lo que se refiere a las causas de los trastornos de la articulación temporomandibular, también son muy diferentes. En ocasiones, incluso, puede ser complicado determinarlos. Entre los más habituales se pueden mencionar los siguientes:
- Alteraciones congénitas.
- Lesiones mandibulares o dislocaciones del disco.
- Patologías óseas degenerativas, como la artritis.
- Patologías que cursan con inflamación.
- Bruxismo, producto o no del estrés.
- Traumatismos.
- Maloclusiones dentales y pérdida de piezas.
Tratamiento de los trastornos de la articulación temporomandibular
Ante cualquier síntoma, el consejo es realizarse un pequeño chequeo. El médico o dentista puede realizar un diagnóstico preciso con las indicaciones del paciente, una exploración y un estudio radiológico.
Si el paciente presenta algún tipo de alteración en la ATM aconsejará el tratamiento adecuado para aliviar los síntomas, evitar consecuencias a largo plazo y, si es posible, corregir la alteración. Esos tratamientos pueden ser o no quirúrgicos.
Tratamientos no quirúrgicos
Existen diferentes posibilidades. Cuando el trastorno está provocado por bruxismo o por el hábito de apretar los dientes, lo habitual es recomendar el uso de una férula de descarga. Evitar masticar alimentos duros, aplicar frío o calor en la zona o tomar medicamentos para aliviar el dolor y rebajar la inflamación son también tratamientos conservadores.
Cuando el origen de los trastornos de la ATM son maloclusiones, la recomendación será iniciar algún tratamiento de ortodoncia. Y, ante la ausencia de piezas dentales, será necesario su reposición, con puentes o, a ser posible, implantes.
Finalmente, cabe la posibilidad de seguir un tratamiento de terapia miofuncional. Es adecuada para mejorar la movilidad de la articulación, trabajar el patrón de la masticación o relajar la musculatura. Todo ello, contribuye a aliviar molestias en la ATM, corregir hábitos nocivos y mejorar la calidad de vida de pacientes con alteraciones severas.
Tratamientos quirúrgicos
En ocasiones, es necesario acudir a la cirugía para controlar los síntomas o recuperar la funcionalidad de la articulación. También caben distintas alternativas.
Una de ellas es la artrocentesis de ATM, un tratamiento mínimamente invasivo que consiste en drenar el líquido de la articulación mientras se bombea suero en ella. De esta manera, se consigue devolver el disco cóndilo a su sitio cuando este se ha desplazado.
La artroscopia es otro procedimiento quirúrgico, aunque más agresivo. Consiste en introducir en la articulación un pequeño instrumento que permite al especialista verla, extirpar tejidos o colocar el disco si fuera necesario.
Solo en casos muy específicos será necesario realizar tratamientos más complejos, como es la cirugía abierta o la colocación de prótesis en la articulación.
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